miércoles, julio 21, 2004

Detalles...

¿Quién me llevará del brazo al altar? Será A., el padrino de Sufumu y compañero de mili e mi padre y más tarde de cuartel. Por él mi padre se hizo bombero. Siempre ha estado en los buenos y en los malos momentos. De hecho pasé temporadas viviendo con ellos cuando era pequeña y mi madre estaba en el hospital. No podían tener hijos, luego tuvieron una niña preciosa. A. me enseñó a hacer barcos y pajaritas de papel. Llenábamos bolsas enteras de barcos. De ellos tengo el primer recuerdo del ratoncito Pérez. Cuando nos reunieron de nuevo a todas, confesaron que se les estaba haciendo muy difícil porque me habían cogido mucho cariño y se les hacía cuesta arriba pensar en el momento en que tuviera que volver a mi casa. Cuando pasó lo de mi padre, él se encargó de todo. Consiguió que trajeran la Genoveva, un coche de bomberos de época del Ayuntamiento, y que sonaran las sirenas. No tuvimos que pensar en nada, lo organizó todo. Llaman a menudo a mi madre y tanto él como su mujer son dos personas maravillosas. En el velatorio salió el tema de mi boda. Yo me fui a un rincón y me vinieron los dos. Si no te quieres casar no lo hagas. Sigue siendo tú misma, pero si algún día decides dar el paso, yo estaré orgulloso de llevarte del brazo. Cuando le dije que nos casábamos y que si me dejaba un abrazo y mucho ánimo para hacer el caminillo se puso muy muy contento. Ahora está nervioso, preguntando cuándo será el ensayo y qué tiene que hacer.

¿Quién nos casará? Nos casamos por la Iglesia y oficiará la ceremonia el cura de bomberos, compañero y amigo de mi padre. Un cura muy especial que ha estado muchos años de misionero y que me gustó el detalle de agradecer en la misa de mi padre la asistencia de los no creyentes a la despedida. Es muy atípico y también muy bueno.

¿Qué me pondré? Ains aquí debo cerrar el pico que como J. pase por aquí, por aquellas casualidades por aquí descubre el pastel. Sólo decir que visitamos (mis sufridas sisters y una servidora) tropecientas tiendas, no sé si me he llegado a probar 60 vestidos y después de cada sesión acababa con unas agujetas tremendas… levanta brazos, agáchate… Vamos que ni gimnasio ni nada. La verdad muchos me quedaban bien, pero no eran el vestido… Yo quería sentir que ese era el vestido y ocurrió. Me lo probé y se me iluminó la cara… Esteeeee.. La Norris lloró de la emoción. Se le cayó una lagrimita… Qué guapaaaaaaaaa…

Más detalles… Uno de los jaleos más importantes es la colocación de los invitados en las mesas. Que esta mesa es de nueve y hay once. Oye pues nada que parezca un accidente y los niños no vienen. ¿El baile? J. no es que sea un bailarín nato y miedo me da el momento. Intento arrastrarle por casa para ensayar pero me pongo a hacer la payasa. Mis hermanas que no me lo tome con cachondeito que hay que dejar el pabellón alto y yo que me parto. Que niña te duermes y tienes que escoger la música. Ya lo tengo claro… me calasteee hondoooo… que tengas suertecitaaaaa… que no niña el Bunbury nooo. Joerrrrr…