domingo, febrero 26, 2012

Pacientes en coma...

Todo empezó cuando llegamos por la mañana al hospital. Yo me llevaba a mi madre en la silla y el Patata Frita y mi hermana Lara nos abandonaron, para fumar como me imaginaba. Nos encontramos en la habitación de Sufumu.

Jairaki: La gente está cada vez peor. Yo es que alucino. Iba medio corriendo porque vi que llegaba el ascensor y había un hombre con una gabardina que estaba preguntando en recepción: ¿Las pacientes en coma con menos de cincuenta kilos en qué planta están?

Lara estaba convencida de que se las quería jincar, Sufumu se reía y mi madre decía que ella no había oído nada. Pero como iba a oír si no se había traído el aparato. Luego todos me reñían por no haberme quedado a escuchar más. Pero cómo querían que me parase, ¿que frenara la silla de golpe y que mi madre saliera disparada? ¿perder el ascensor con lo que cuesta coger uno sin esperar cinco minutos? Con un boli quería pintar el cuerpo de Sufumu con la advertencia de que Ojo que peso más de cincuenta kilos y no estoy en coma sólo anestesiada… Nada me quitaron el boli y seguíamos bromeando.

En el cuarto cigarro Lara consiguió sonsacarme que la historia del hombre de la gabardina no había existido que me leí un tweet e improvisé. Mira, hago una foto a algún hombre y cuando a la tarde venga Bailarina la historia será más convincente. No me dejó. Pobre hombre. Pero qué más da si no le voy a pedir permiso, ni se va a enterar. Así de lejos… Que no, sin foto.

Cenando Bailarina, Lara y el Patata Frita volvimos a sacar el tema. Ellos todavía no sabían que la historia era inventada. La reacción del Patata Frita nos sorprendió sobre todo a Lara y a mí. Jairaki eres una mente retorcida y mal pensada. Pobre hombre seguro que tiene a su madre o a un familiar y le han dicho que pregunte por la planta de los pacientes en coma. Pero vamos a ver estamos locos… ¿El nombre de su madre lo sabrá y no es más lógico que pregunte por ella directamente? ¿Y los kilos? Que tienen que ver los kilos… Siguió el cachondeo con el tema y la conversación degeneraba. Es el momento risa de la muerte que nos ha pasado otras veces. En momentos de tensión cuando se resuelve positivamente nos entra la tontería. A veces nos entra antes para quitar tensión al asunto… Pues mira ahora ya sabes… Por favor ingréseme en la planta de las pacientes en coma que estoy jachonda… Peso un poco más de cincuenta kilos, pero soy manejable…

Al salir del restaurante Bailarina y el Patata Frita iban con el iphone intentando encontrar un vídeo de un tipo con una perdiz en el hombro cantando ay si eu te pego… Lara y yo íbamos delante. Pero yo flipo con estos dos… ¡Se han tragado la historia! Es que se tragan cualquier cosa. Mira espera vas a ver voy para allá que seguro que se tragan esta también… Pero no os habéis enterado que fuerte habéis visto los chavales de la terraza… No va uno y le saca el cincotroncho al camarero con dos trozos de pan y le pide que le haga con eso un bocadillo y que se lo coma, pero sin dientes, como si fuera un calipo… Pasaron de nosotras y seguían empeñados en encontrar el vídeo del tipo cantando con la perdiz en el hombro.

jueves, febrero 23, 2012

Sufumu...

Antes menciono a mi otra princesa y antes la ingresan... Mañana a las 8:30 la vuelven a operar... Confianza en el equipo cardiovascular que la va a operar, pero nunca está de más toda la energía positiva que se pueda acumular... Cruzaremos los dedos y haremos piña de nuevo... Que valiente que es...

miércoles, febrero 22, 2012

Te amo...


Te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo… Cada vez que por la mañana se nota que tiene el ceño fruncido, que su humor está negro y su positividad en blanco… mi hermana Lara Norris se repite estas palabras… Te amo te amo te amo te amo… Y parece ser que funciona. Su humor empieza a cambiar y ve las cosas de otra forma. Lara es muy valiente, un poco celosilla, una gran cocinera, desordenada como yo, con un pronto que pronto se le pasa, una gran inventora y una manitas. Es muchas cosas más: muy bonita, muy inteligente, muy fuerte y una gran persona.

Últimamente tengo muchas ocasiones para repetirme esa frase (mucho trabajo, pocas ganas, una gripe que me secuestró en cama y me robó energía y kilos, rabia…) y de momento no la he puesto en práctica. Lo que sí que pongo en práctica cada vez que tengo la oportunidad de estar con Lara es decírselo a ella: te amo te amo te amo te amo… Otro día os hablaré de Sufumu, pero hoy no toca que quien cumplió años fue Lara.




El origen de Lara Norris
Norris, valiente
Norris celosilla...
Los negocios de Lara... pajas a mil
Sufumu...

martes, febrero 14, 2012

Resortes del deseo...

Me explicaba un amigo que para disparar los resortes del deseo no era necesaria una escena explícitamente sexual. Un simple recorrido en metro de unas cuantas estaciones le ofrecía material más que suficiente. El cordón de una sandalia anudada al tobillo, el cuello de una camisa que rozaba el cuello, el lóbulo de una oreja… Tampoco era requisito imprescindible que la propietaria de la sandalia, la camisa o el pendiente fuera guapa. La mayoría de las veces abstraía esos detalles de la dueña. Sus técnicas autoamatorias daban para escribir un manual… Desde meter la mano en el congelador para que se le quedase medio dormida y no sentir que era suya, hasta pegarse su miembro con cinta aislante a su pierna y montar en bicicleta estática. El movimiento del pedaleo haría el resto. Aunque no la había llevado a término todavía, la tenía que perfeccionar…

Según un estudio de la Universidad de Estatal de Ohio, los hombres piensan en sexo 19 veces al día. Me parece a mí que en Ohio los hombres cogen poco el metro… Feliz San Ballentine's..

jueves, febrero 09, 2012

War...

Hoy en el tren, iba con las piernas cruzadas jugando con el móvil (con billete legal de 3 zonas sin que sirva de precedente). Al levantarme he descubierto que se me había dormido una nalga. La primera vez que se me duerme una sola. Hace poco me quedé medio dormida, apoyada  en la pared del tren y por primera vez se me durmió la cabeza. Una sensación muy rara como de cosquilleo. Pero la palma de mis dormidas de miembros fue hace muchos años.

En aquella época estaba enganchada por completo al videojuego de acción Quake. Una tarde estuve más de cinco horas seguidas dándole a los tiros, con la luz apagada y concentrada totalmente en aniquilar a mis enemigos en la pantalla. Cuando el Patata Frita me llamó para ir a cenar, aparecí en el comedor arrastrándome por el suelo y avanzando con los codos. “Jairaki, lo tuyo pasa de castaño oscuro. Estás totalmente obsesionada con el juego. Deja de hacer el comando…”. En realidad lo que ocurrió fue que cuando me levanté me pegué un jostión tremendo. Tenía absolutamente dormido mi cuerpo de cintura para abajo y no había forma de incorporarme. Desde ese día entendí perfectamente a Rambo Urrialde al gritar: “Dios mío, no siento las piernas…”.


martes, febrero 07, 2012

Las palabras no dichas…

Cuando, desde que tienes consciencia de memoria, has convivido con el temor a perder a tu madre… aprendes. Cuando operación, tras operación, los médicos te dicen, de esta no saldrá… aprendes. Cuando con apenas cinco años eres consciente de que la vida no es eterna… aprendes. Aprendes a valorar las cosas en otra medida, a no callarte nada y a no escatimar “te quieros”, ni abrazos, ni mimos. No te guardas nada. Compartes el cariño y no te da vergüenza expresarlo. Cuando mi padre estaba en el hospital, nos lo comíamos a besos y le decíamos lo mucho que le queríamos era algo absolutamente normal, a lo que estaba acostumbrado, cuando estaba sano.
A veces cuando con mis hermanas recordamos el pasado nos vienen a la cabeza imágenes tristes de hospitales, separaciones forzadas y madurar y vivir cosas que no tocaban a esas edades. Pero también viene a la cabeza la intensidad de los sentimientos compartidos, la piña que formábamos cada una con sus traumas llevados de la mejor forma posible o de la que cada una sabía. Nos vienen también las vacaciones a destiempo. Aprovechando los días que mi madre se encontraba mejor y nos escapábamos, sin importar el calendario escolar ni la época del año. Faltábamos a las clases y hacíamos redacciones de los sitios que visitábamos. Todo muy intenso, aprovechando el momento.

Por eso creo que se me hace tan difícil de llevar las palabras no dichas, los sentimientos no expresados (sean buenos o malos) o la callada por respuesta. El silencio es el peor sonido que puedes escuchar cuando esperas respuestas.

El orgullo es muchas veces el motivo de no dar una respuesta. No quedar retratado. No hacer el ridículo. No hacer daño. Por miedo a las consecuencias. Curiosa palabreja el orgullo: “Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas”. Que le den por culo al orgullo con un pez espada con el pico oxidado.



viernes, febrero 03, 2012

Verdades...

De pequeña me encontraba muchas veces llorando a mi hermana mayor. Su respuesta a mi pregunta de por qué lloraba siempre era la misma: porque tengo miedo a morir. Yo le decía que no tenía que tener miedo que nuestra madre había pasado por eso y no era malo y lo más importante que no te acordabas de nadie. Mi madre estuvo clínicamente muerta y regresó. Todo tranquilidad, una luz intensa, colores y no se acordaba ni entristecía por los que dejaba, ni siquiera mientras les veía llorar en la habitación del hospital donde estaba. Quizás por eso nunca he tenido miedo a la muerte en sí. Una vez muerto, debe ser como cuando dejas de respirar durante unos segundos que estás sin pensar en nada absolutamente o cuando intentas mirar la punta de tu nariz (desde un espejo no sirve).

Cuando hablé con el cirujano la primera vez que me operaron y me explicó con pelos y señales a lo que nos podíamos estar enfrentando, aunque nunca antes lo haya dicho, pensé en ella. En la dama de la guadaña. Me entristeció mucho el dolor que sentirían los que me querían si todo acababa mal. Desgraciadamente he pasado por sentir ese dolor inhumano. Así que decidí no volver a pensar en ello. No se me pasó por la cabeza la pena de morirme. Solo por los que se quedaban. No es que tuviera ganas, simplemente que lo veo como un trago por el que todos tenemos que pasar. Es mucho más duro perder a alguien que irse uno mismo.

A mucha gente no le gusta hablar de este tema y si una cosa es segura en esta vida es que nacemos y un día más tarde o más temprano nos tendremos que ir. Lo ideal sería que fuese una fiesta de alegría por celebrar todos los momentos que hemos vividos juntos, pero eso es lo que estaría genial. Aunque siempre piensas en los momentos que no vas a poder compartir y las cosas que han quedado por hacer o decir. De esto deberíams aprender. El no hablar de ella hace que no estemos preparados ni concienciados de que alguna vez faltaremos o nos faltarán. Queremos ignorar una verdad como una catedral y así nos va. Todos hemos de morir y mientras tanto vivamos al máximo porque lo que es bien cierto es que hay vida antes de la muerte.






miércoles, febrero 01, 2012

Mentiras...

Siempre me ha impresionado la inteligencia de mi hermana Sufumu. Vino muy contenta tras su primer día de colegio. El disgusto increíble vino después cuando se enteró que al día siguiente tenía que volver. ¡¡¡¿¿¿¿Qué!!!!??? Anda yaaa, que yo ya he cumplido que a mí no me ven más el pelo. Qué lista y qué pronto se dio cuenta de que lo realmente interesante no pasa encerrado en ningún sitio, ni en las aulas ni en las paredes de un trabajo. Yo tardé bastante más en darme cuenta. Cuando todavía no tenía edad de ser escolarizada, acompañaba a mi hermana mayor al cole. Ella se iba y yo me quedaba triste agarrada a las barras de la valla. Cada día le preguntaba a su profesora. ¿Yo no puedo ir a clase? No, es que no tenemos sillas de más... Una mañana cuando ya estaba preparada para acompañarla cogí una de sus batas y mi sillón de mimbre y cogí por banda a su profesora. “Que me he traído una silla”. Se debió quedar tan alucinada de la vocación de la pequeñaja que ese mismo día empecé el cole con mi silla propia.

Hoy he podido por fin disfrutar de las botas de agua, ya que la lluvia ha estado presente en Barcelona. Al salir del trabajo pensaba en que ya no quedan charcos en la ciudad en los que poder chapotear, con lo que me gustaban de pequeña, y me han venido a la memoria aquellos tiempos de escolar sin papeles legales. Uno de esos días lluviosos en los que podía disfrutar del chapoteo, calculé mal la profundidad del charco y la altura de mis botitas blancas de goma y el agua rebosó el borde inundando por completo mis pies. Descalza, con mis botas boca abajo escurriéndose, mientras me balanceaba sobre mi silla de mimbre, me fijé que en un rincón de la clase se encontraban apiladas una encima de la otra un montón de sillas verdes. Fue el primer recuerdo que tengo de mi encuentro con las mentiras. Mentiras que nos acompañan a lo largo de nuestras vidas y cada uno de nuestros días. Sí, mañana tengo ganas de ir a trabajar…