miércoles, julio 17, 2013

Durmiendo con lobos...

Durante estos dos últimos meses, he dormido con un oncólogo judío, que trabajó siete años en el Mount Sinai de Nueva York, pero ahora ejerce en Arizona y que se despertaba ante cualquier pequeño movimiento mío. 

También lo hice con un guapo alemán, estirado a más no poder, para lo bajito que era. Muy artificial todo él.

El mexicano era un tipo muy grande y tenía el síndrome de las piernas inquietas, por lo que en mitad de la noche me despertaba con sus patadas voladoras. A veces temía por mi integridad, pero no me pasó nada. 

El tímido negro de dos metros no sabía a veces donde colocar sus piernas y sonreía cabizbajo cada vez que se encontraban nuestras miradas. También he dormido con una robusta y encantadora tejana que me hizo ver que el corazón americano es más cálido cuanto más al sur de Estados Unidos viajas.... 

Es lo que tiene cruzar el charco en turista que acabas durmiendo cabeza con cabeza y eso te da cierta intimidad... También dormí con un mozo de 10 años que directamente y sin preámbulos cayó directamente dormido sobre mis hombros...