jueves, agosto 22, 2013

Morirás mientras sonríe el Disc Jockey…

Estábamos hablando con Lara y Bailarina sobre un hombre de Arabia Saudí que pesa 600 kilos y que para trasladarlo al hospital han tenido que derribar una pared. Nos contaba Lara que en un pueblo de Tarragona había un hombre con muchos kilos y los vecinos llamaron a la policía, ya que en su casa olía mal. Al llegar, se lo encontraron pajarito y tuvieron que derribar una pared para sacar el cadáver.

Jairaki: Vaya una tontería derribar la pared… Lo tenían que haber cortado en trozos y sacarlo por la puerta.

Lara: ¡Pero mira que eres …! Pobre hombre…

Jairaki: ¡Pero si ya está muerto! Total, tampoco cabe en un nicho y lo tendrían que haber cortado igualmente. O en el caso de que lo hubieran quemado tampoco cabría en el horno y lo tendrían que haber troceado… A no ser que lo hubieran trasladado a Auschwitz…

Lara: MACABRA, que eres una macabra.

Jairaki: Mamaaaaa, que Lara dice que soy macabra,  a que no lo soy…

Mamá: Tú estás loca. Cortarlo… Con la peste que haría al cortarlo.

Jairaki: Conclusión, si me engordo hasta 600 kilos y estiro la patica. Ni se os ocurra derribar ninguna pared. A mí me cortáis. O si queréis me incineráis dentro de casa mismamente.

Macabro/a: Que participa de la fealdad de la muerte y de la repulsión que esta suele causar.

Ojo... que igual va a tener razón mi sister in love…



lunes, agosto 19, 2013

Postales...

Siempre que viajo envío como unas cinco postales, una de ellas dirigida a mí misma. Con mis cuatro frases o mis dibujitos de la niña con ojeras o con el ceño fruncido porque no ha tenido mucho tiempo de disfrutar de la ciudad, aunque siempre con el recordatorio a los destinatarios que les quiero mucho y que les echo de menos y que aunque hayan pasado pocos días tengo ganas de verles.


Muchas veces he tenido tan poco tiempo que las envío directamente desde el aeropuerto antes de embarcar. Siempre que las echo al buzón me planteo el mismo dilema. Qué poco trascendentales que serán mis últimas palabras…

El avión se estrella y no regreso nunca más, pero al cabo de unos días unas personas recibirían mi postal... y justo cuando las acabo de lanzar por la ranura del camino sin retorno me vienen a la mente las cosas que podía haber escrito y no hice y destinatarios a quién tenía que haberla enviado y no la recibirán, pero igual eso sería llamar al mal tiempo. Besos. Jairaki.